Se acerca el Día de la Madre, una fecha especial para recordarle a mamá el amor y la gratitud que sientes por haberte criado con cariño y paciencia. Este domingo, 12 de mayo, uno de los mejores regalos que puedes darle a mamá es un poema que refleje tus sentimientos.

La poesía es una forma de expresión artística que conmueve con lo que comunica. Ya sea escrito por un autor reconocido o forjado totalmente en la creatividad de un hijo o una hija, un poema es una dedicatoria valiosa.

Por eso, aquí te dejamos diez poemas que puedes dedicarle a mamá en su día. O recordarla si ya no está contigo.

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1. ‘Dones’, de Luis Gonzaga Urbina

Mi padre fue muy bueno: me donó su alegría

ingenua; su ironía

amable: su risueño y apacible candor.

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¡Gran ofrenda la suya! Pero tú, madre mía,

tú me hiciste el regalo de tu suave dolor.

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Tú pusiste en mi alma la enfermiza ternura,

el anhelo nervioso e incansable de amar;

las recónditas ansias de creer; la dulzura

de sentir la belleza de la vida, y soñar.

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Del ósculo fecundo que se dieron dos seres

el gozoso y el triste- en una hora de amor,

nació mi alma inarmónica; pero tú, madre, eres

quien me ha dado el secreto de la paz interior.

A merced de los vientos, como una barca rota

va, doliente, el espíritu; desesperado, no.

La placidez alegre poco a poco se agota;

mas sobre la sonrisa que me dio el padre, brota

de mis ojos la lágrima que la madre me dio.

2. ‘Consejo maternal’, de Olegario Víctor Andrade

Ven para acá, me dijo dulcemente

mi madre cierto día,

(aún me parece que escucho en el ambiente

de su voz la celeste melodía).

Ven y dime qué causas tan extrañas

te arrancan esa lágrima, hijo mío,

que cuelga de tus trémulas pestañas

como gota cuajada de rocío.

Tú tienes una pena y me la ocultas:

¿no sabes que la madre más sencilla

sabe leer en el alma de sus hijos

como tú en la cartilla?

¿Quieres que te adivine lo que sientes?

Ven para acá, pilluelo,

que con un par de besos en la frente

disiparé las nubes de tu cielo.

Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,

las causa de mis lágrimas ignoro;

pero de vez en cuando se me oprime

el corazón, y ¡lloro!...

Ella inclinó la frente pensativa,

se turbó su pupila,

y enjugando sus ojos y los míos,

me dijo más tranquila:

Llama siempre a tu madre cuando sufras

que vendrá muerta o viva:

si está en el mundo a compartir tus penas,

y si no, a consolarte desde arriba.

Y lo hago así cuando la suerte ruda

como hoy perturba de mi hogar la calma,

invoco el nombre de mi madre amada,

¡y entonces siento que se ensancha mi alma!

3. ‘Hay un lugar en el mundo’, de Alda Merini

Hay un lugar en el mundo donde el corazón late rápido,

donde te quedas sin aliento por la emoción que sientes,

donde el tiempo se detiene y ya no tienes edad.

Ese lugar está en tus brazos donde tu corazón no envejece,

mientras que tu mente nunca deja de soñar.

4. ‘Caricia’, de Gabriela Mistral

Madre, madre, tú me besas,

pero yo te beso más,

y el enjambre de mis besos

no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,

no se siente su aletear.

Cuando escondes a tu hijito

ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro

sin cansarme de mirar,

y qué lindo niño veo

a tus ojos asomar...

El estanque copia todo

lo que tú mirando estás;

pero tú en las niñas tienes

a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste

me los tengo de gastar

en seguirte por los valles,

por el cielo y por el mar...

5. ‘Versos a mi madre’, de Medardo Ángel Silva

Mi madre es un poema

de blanca cabellera,

que tiene a flor de labios

un gesto de perdón.

Cuando tras larga ausencia regreso

ella me espera,

me abraza como a un niño,

me besa con pasión.

Mi madre es pequeñita

igual que una violeta,

lo dulce está en su alma,

el llanto en el adiós.

Es dueña de mis sueños,

aunque no soy poeta,

los versos a mi madre

me los inspira Dios.

Qué linda que es mi madre

qué suerte es tenerla y

que dichoso al verla

feliz en el hogar.

Radiante de alegría

al lado de sus hijos

cuidando sus nietitos

qué santa que es mi madre,

Bendícela, sí, bendícela Señor.

Mi madre es una rosa

de pétalos ajados

que guarda su perfume

muy junto al corazón.

Viviendo nuestra angustia

no sé lo que ha llorado

por eso al mencionarla

me embargo de emoción.

Mi madre es como un cromo

de mágica paleta

Canción dolor ternura

de todo hay en su voz.

Es dueña de mis sueños,

aunque no soy poeta,

los versos a mi madre

me los inspira Dios.

Qué linda que es mi madre

qué suerte es tenerla y

qué dichoso al verla

feliz en el hogar.

Foto: Shutterstock

6. ‘Mamá’, de Luciana Carelli

Estaba oscuro...

solo el rayo de la luz de tus ojos.

Me enseñaste a respirar

y tus entrañas acariciaban mi frágil cuerpo.

Soñaba con colores

y te imaginaba hermosa,

fueron nueve meses en un mundo rosa.

Crecí de a poco con tu calor

me alimentaba con tus caricias

y frases de amor.

El momento llegaba

iba a conocerte,

estaba muy protegida

con miedo de perderte...

Se hizo la luz

una mañana de febrero,

mamá ahí estabas tú

tan maravillosa y tan dulce

como te había imaginado.

Aprendí con el correr del tiempo

y en mis andanzas peligrosas

de cada uno de tus consejos

valorados en cada acto

de mis diecinueve años,

y soñando cada vez

que me encuentro lejos,

con tus palabras

que envuelven mis vivencias

y acobardan los miedos

de mi juventud.

7. ‘La mejor mamá del mundo’, de Marisa Alonso

Mamita querida

eres la mejor

yo te quiero muchooooo

y te hago esta canción.

Siempre te querré

aunque me regañes,

mamita querida

y a veces me enfade.

Me portaré bien.

Yo te quiero muchooooo.

Eres mi mamá

¡la mejor del mundo!

8. ‘Versos de la madre’, de Gloria Fuertes

Cierra los ojitos,

mi niño de nieve.

Si tú no los cierras,

el sueño no viene.

Arriba, en las nubes,

las estrellas duermen;

y abajo, en el mar,

ya sueñan los peces.

Mi niño travieso,

mi niño no duerme.

Pájaros dormidos,

el viento los mece.

Con sueño, tu sueño

sobre ti se extiende.

Ángel de su guarda,

dime lo que tiene.

Que venga la luna

que a la estrella mece:

que este niño tuyo

lucero parece.

9. ‘Cuéntame un cuento Madre’, de Marilina Rébora

Cuéntame un cuento, madre...

Madre: cuéntame un cuento de esos que se relatan

de un curioso enanito o de una audaz sirena;

tantos que de los genios maravillosos tratan.

Esas lindas historias que conoces. ¡Sé buena!

dime de caballeros que a princesas rescatan

del dominio de monstruos dragón, buitre, ballena;

donde nadie se muere y los hombres no matan,

historias en países que no saben de pena.

Cuéntame un cuento, madre, que me quiero dormir

escuchando tu voz, asido de tu mano;

como hansel y gretel, seré en sueños tu hermano,

aunque en sombra andaremos tras de la misma senda

y escribiremos juntos nuestra propia leyenda,

y, tal vez, como chicos, dejarás de sufrir.

10. ‘Palabras a mi madre’, de Alfonsina Storni

No las grandes verdades yo te pregunto, que

No las contestarías; solamente investigo

Sí, cuando me gestaste, fue la luna testigo,

Por los oscuros patios en flor, paseándose.

Y sí, cuando en tu seno de fervores latinos,

Yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro

Te adormeció las noches, y miraste en el oro

Del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.

Porque mi alma es toda fantástica, viajera

Y la envuelve una nube de locura ligera

Cuando la luna nueva sube al cielo azulino.

Y gusta si el mar abre sus fuertes pebeteros.

Arrullada en un claro cantar de marineros

Mirar las grandes aves que pasan sin destino.

(I)