La felicidad es un asunto de gran interés para la ciudadanía, porque se trata de la salud mental, corporal y social de las personas. Cada quien la interpreta según sus experiencias, aspiraciones, elecciones, sentimientos, sinsabores, emociones y sensaciones, que son importantes para el bienestar y equilibrio.

¿Qué es la felicidad? Es un estado de ánimo, júbilo, satisfacción; un valor que se debe inculcar a los hijos en la familia con la educación. La felicidad tiene varias formas de ser asimilada: van en el orden personal, espiritual, moral, filosófico; varía de una persona a otra según su condición social, cultural y educativa. La felicidad de algunos no es la fortuna de otros. En términos acordes a nuestra realidad, se produce cuando se ha consumado un objetivo. Según los científicos, la felicidad se ubica en la facultad del cerebro para producir las hormonas dopamina y serotonina de forma equilibrada, igual en asocio de la endorfina y la oxitocina; son llave para nuestro estado anímico.

La felicidad la creamos con mente positiva. Es una decisión y necesidad que debemos diariamente conseguir. El razonamiento lógico y la sensatez tienen predominio en la felicidad. La búsqueda de la felicidad tiene mucho que ver por el entusiasmo, valor que tengamos, por el amor a nosotros y los demás. Pero nadie puede ser feliz si no dispone a su favor de libertad, paz y justicia, elementos fundamentales para el convivir. En esta parte, para la consumación de la felicidad influye la calidad moral de gobernantes que tenemos. Para validar esto, los países más felices del 2022 según The World Happiness Report, publicación anual de las Naciones Unidas, son Finlandia, Dinamarca, Islandia, Suiza, Países Bajos, Luxemburgo, Suecia y Noruega; guardan una imagen impecable de conducción y son modelos de bienestar para sus ciudadanos y el mundo. (O)

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José Franco Castillo Celi, psicólogo, Guayaquil