Antes que nada, expreso al señor presidente de la República mis mejores deseos para él y todos sus seres queridos. De verdad espero que sea una época de regocijo y alegría, algo que para muchos compatriotas no lo será. La semana pasada pude ver la noticia de su intención a la reelección. Sinceramente me asombró, tomando en cuenta que ya ha pasado casi la mitad de su período y, hasta la fecha, la insatisfacción ciudadana sigue creciendo.

Y sí, lo digo de forma directa, estoy seguro de que hablo por la gran mayoría; no estamos contentos. He conversado con muchísimos compatriotas y todos coincidimos en que el presidente recibió un país destrozado, no lo dudamos. Pero en lo que también coincidimos es en que contó con casi una década para prepararse para recibir un país así. Le restan un poco más de dos años para ajustar la rienda y cambiar las cosas; proceso muy difícil. Pero recuerde que fue su intención hacerlo, nadie lo obligó, y nosotros le dimos nuestro voto y confianza. El debate social se sigue centrando en que si no era usted, hubiesen vuelto los ladrones de cuello blanco que instituyeron la corrupción y la narcopolítica. Pero le pido de favor que me escuche cuando le digo que si las cosas siguen como están, ya ni siquiera eso va a ser relevante. Porque si a un ciudadano le restan sus ingresos, le aumentan el costo de la vida, no le ofrecen trabajo y encima no garantizan su seguridad, entonces ¿en base a qué escenario le daríamos nuevamente nuestro voto? Confío en que esta carta será recibida por el señor presidente de la mejor manera. Todavía confío en él. (O)

Macario Stefano Rosania Larrea, Quito