Las finanzas públicas cierran el año de una manera poco alentadora, más bien angustiante. La diferencia entre ingresos y egresos fue de 5.747 millones de dólares, es decir, un déficit de 4,8 % del PIB, según el análisis del Observatorio de Política Fiscal, entidad absolutamente seria y que sigue la evolución de las cifras fiscales con gran cuidado y profesionalismo.

Esta situación, absolutamente insostenible, es estructural y creciente. La burocracia creció en sus gastos de salarios en 564 millones de dólares, con el increíble hecho de que se aprobó un aumento salarial a los maestros que no tenía financiamiento. El observatorio hace notar que los sueldos y salarios se consumen todos los recursos generados por el IVA y por el impuesto a la renta.

Pokémon a la criolla

Pero no solo está el gravísimo problema de este crecimiento brutal de la masa salarial, cuyo venenoso germen fue inyectado en los años 2007 en adelante, sino que además leyes que consagran el escalafón, antigüedad y otros privilegios más, garantizan que automáticamente los sueldos suban en más de 300 millones de dólares por año, así el país se esté incendiando y quebrado.

En este déficit ha quedado nuevamente impago una gran parte de la absurda obligación que tiene el fisco de aportar con el 40 % del valor de las pensiones al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Como resultado de esto, el fondo de Invalidez Vejez y muerte, que es donde están los recursos para pagar a los pensionados, ha bajado su patrimonio de casi $ 10.000 millones que tenía hace 7 años, a la angustiante cifra de 5.500 millones de dólares al cierre del año. Es decir, en muy poco tiempo se ha reducido a la mitad, y como el Estado claramente no va a tener para aportar ese 40 %, si no hay reformas a subsidios y no hay reformas a la seguridad social, se acerca el momento en el cual el IESS no pueda honrar el pago de las pensiones.

Los grandes temas del 2024

Finalmente, la Reserva monetaria internacional, que para marzo del año 2022 había llegado a 9.226 millones de dólares, se ha caído a apenas 4.454 millones de saldo a diciembre del 2023. Una dolarización funciona con dólares y esta cifra de reserva, que resulta de todos los desajustes fiscales y de los problemas estructurales que nadie quiere tocar, nos está indicando claramente que nuestra dolarización nos está poniendo una luz amarilla, y nos demuestra también el perverso y fatal error de quienes para asaltar en su momento al BCE y llevársele los dólares, forzaron a la banca a traer el dinero que lo tenían seguro en el exterior, garantizando la liquidez de los depositantes.

Las cifras de fin de año gritan, claman, al país que abra los ojos y que enfrente de una vez por todas los gravísimos problemas económicos que no se resuelven con la consulta popular. O hacemos esto ya, o como lo he repetido en muchas ocasiones, el Ecuador enfrentará días sumamente duros, tristes y de consecuencias económicas políticas y sociales insospechadas, que pueden llevarnos a escenarios de dureza como los que se enfrentaron en 1999.

La economía puede tardar, pero llega y pasa la factura. Si esta vez la pasa, por la inacción, el valor de esa factura será impagable. (O)