Uno de los hechos que más llaman la atención de la tragedia de los Andes, como se le conoce al accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en la cordillera de los Andes en 1972, es que la mayoría de los supervivientes es muy devota al catolicismo.

Así se recuerda en la reciente película dramática La sociedad de la nieve, que llegó a la plataforma Netflix a inicios del mes, y que se inspira en la inolvidable catástrofe aérea. El título además ostenta dos candidaturas al premio de la Academia, como mejor película internacional y por su maquillaje y peluquería.

El sobreviviente de la tragedia de los Andes Fernando Parrado mientras participa en una misa con motivo del aniversario 50 del accidente, en Montevideo (Uruguay), que se conmemoró en el 2022. Foto: Raúl Martínez

Uno de los sobrevivientes es Fernando (Nando) Parrado, quien en la producción participa con el papel de un miembro de familia en el aeropuerto. Nando fue uno de los dos damnificados (el otro es Roberto Canessa) que emprendieron una excursión de 60 kilómetros para buscar ayuda. Sus esfuerzos valieron la pena cuando encontraron al arriero Sergio Catalán, quien les ayudó a rescatar a sus compañeros 72 días después del accidente.

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En el documental Medjugorje: la película de 2021, Fernando compartió su relación especial con la Virgen María, que a decir de él lo acompañó en medio de la tragedia, así como en la travesía para buscar socorro, la cual duró diez días entre más inclemencias e incertidumbre.

“Mi devoción por la Virgen creo que empezó en la cordillera de los Andes, yo sentía cada vez que quería comenzar a rezar, que rezaba avemarías y no padrenuestros. Entonces me sentía mucho más unido a la Virgen, hablaba con ella, rezaba con ella y le pedía cosas a ella, que hiciera esta situación muy difícil pero no imposible”, rememoró el ahora empresario y presentador de televisión uruguayo de 71 años.

“Siempre algo me lleva hacia la Virgen. Cuando empezamos esa expedición final, que no tenía vuelta atrás, con Roberto Canessa, buscando la salvación, la única ocasión, la única posibilidad que teníamos de sobrevivir, era tirarnos a llegar hacia algún lado”.

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Parrado dice que cuando le preguntan cuántos rosarios rezó con Roberto a lo largo de esa caminata, él respondió: “Bueno, los rezaba creo que yo solo, y no sé si eran rosarios, sino que eran avemarías rezando a la Virgen, una oración unida atrás de la otra, o sea, yo calculo que debo haber rezado miles y miles de avemarías a lo largo de esos diez días”. (E)