Si pudiera comer bolón de chicharrón todos los días sería feliz, dice Stefany Baquerizo, una mujer de 40 años y madre de dos niños, que ya tiene obesidad.

A ella le atraen mucho los productos altos en grasas como hamburguesas, donas, papas fritas, pizza, costillas de cerdo y el pan untado en mantequilla.

Publicidad

“Me gusta la carne de cerdo. Desayuno tres veces a la semana bolón y he merendado hamburguesas. El fin de semana comí donas”, cuenta Baquerizo, a quien le fascina las bebidas gaseosas y no le gusta mucho las ensaladas.

La mujer tiene un exceso de consumo de grasas trans, aquellos aceites líquidos transformados en grasas sólidas durante el procesamiento de las comidas. Este proceso se lo conoce como hidrogenación, asegura la magíster en Nutrición y Dietética Ana Sofía Vivanco.

La grasa trans se encuentra en pequeñas cantidades naturalmente en la carne y en varios productos lácteos, sin embargo, los que están en los alimentos procesados son más nocivas para la salud, explica Vivanco.

“Como las galletas dulces o saladas, los pasteles, las tartas, los canguiles para microondas, rollos de canela, pizzas, helados, donas, todo esto tiene grasas trans”, alerta Vivanco. Y a esto hay que sumar los helados bajos en azúcar, dice Pablo Pinto, médico especialista en medicina del Deporte.

Publicidad

“Estos helados bajos en azúcar tienen grasa para el sabor y la visualización, por ejemplo los glasses de los postres, esos chocolates no son azúcar, gran parte de esas terminaciones son grasa. La gente cree que no come mucha grasa, pero gran parte de estos alimentos no son ricos en azúcar, sino que son bastante altos de grasa, entonces eso se lo denomina como grasas ocultas”, sostiene Pinto.

El excesivo consumo de los alimentos que contienen grasas trans generan obesidad, que continúan en diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Según el Ministerio de Salud, 668.877 personas diagnosticadas con diabetes mellitus fueron a los hospitales en 2023 y 268.457 por obesidad debido a exceso de calorías.

De hecho, una de las señales del abuso del consumo de las grasas trans son los exámenes de sangre de control, donde se puede verificar el aumento del colesterol malo (LDL o lipoproteínas de alta densidad).

Los expertos sugieren no consumir estas grasas trans en productos procesados y poner mucha atención no solo en la semaforización del producto sino en el rotulado nutricional.

Durante un recorrido que realizó este Diario verificó que la mayoría de productos como congelados, snacks, que están dentro de las categorías de procesados y ultraprocesados, señalan en el empaque que poseen 0 % de grasas trans. Aunque hubo un producto, específicamente carnes de hamburguesa congelada que contenía 2 gramos de grasas trans.

Según Vivanco, eso no significa que el producto esté libre de ese tipo de grasas. “El Servicio Ecuatoriano de Normalización INEN indica que el contenido de las grasas trans cuando es menor a 0,5 gramos puede expresarse como cero, eso quiere decir que todos los productos ultraprocesados y procesados puede que sí tengan grasa trans o ácidos grasos trans y no quiere decir que no tenga nada. Todos los productos que usan grasas líquidas se convierten en una grasa sólida”, indica la también docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).

En el documento del INEN, denominado rotulado de productos alimentarios para consumo humano, detalla que para las grasas trans efectivamente los valores menores a 0,5 gramos se expresan como cero. Entonces, si un producto dice que tiene 0 % de grasas trans significa que la contienen, pero en menor valor al indicado.

En el ejemplo del producto de las carnes de hamburguesa tiene 2 gramos de estas grasas y en un helado de paleta de chocolate contiene 0,5 gramos.

“Cuando tienes un producto procesado con glaseado y cualidades de mayor preservación, gusto y que visualmente se ven bien, tienen aceites hidrogenados que son las grasas trans porque sino estos alimentos no podrían perdurar mucho en perchas y no tendrían el mismo sabor como el día de su producción. La mayor parte de alimentos te colocan que no tienen grasas cuando realmente las tienen y esto es parte educacional de la persona”, afirma Pinto, profesor de Nutrición en la universidad Uisek.

Semáforo nutricional.

Rotulado nutricional o semáforo

Los especialistas remarcan enfocarse en el rotulado porque el semáforo es como un resumen del mismo. Por ejemplo, cuando dice alto en grasa, no se sabe en la primera lectura si se trata de grasa trans, saturada, de ácidos grasos mono insaturados o de poli insaturados.

“El semáforo toma todas las grasas y no va a representar, por eso debemos ir a la etiqueta nutricional”, dice Vivanco.

Este Diario envió una solicitud de entrevista a la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) para conocer los controles del contenido de los productos, sin embargo, hasta esta publicación no hubo respuesta.

Pinto indica que los controles son necesarios para que las personas sepan qué alimento van a consumir y sugiere que el etiquetado sea más específico.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó un plan de acción para eliminar los ácidos grasos trans de producción industrial hasta el 2025.

“Entonces, no debemos consumirlas porque no tienen ningún beneficio para la salud”, menciona Vivanco. Y esa la recomendación que enfatiza la Organización Mundial de la Salud (OMS). “El aumento del consumo de grasas trans se asocia a un aumento del riesgo de cardiopatía coronaria y de muerte por esta causa”, según el organismo. (I)

También te puede interesar: