El Ecuador tiene condiciones naturales envidiables. Sus playas son un sueño. Su tierra es enormemente fértil. La Sierra tiene paisajes y nevados muy lindos. El ecuatoriano es típicamente muy trabajador. Galápagos es un paraíso. Pero Ecuador carece de una visión de largo plazo en materia de competitividad. Se cree que esta le corresponde exclusivamente al sector privado, y eso es un error. La competitividad en el fondo es una política de Estado, que merece el acompañamiento de todos los sectores involucrados. Ecuador debiera tener un verdadero plan de competitividad que vaya más allá de los gobiernos de turno. Cada gobierno debería embarcarse en dicho plan, y no cada plan en cada gobierno. Se necesita para ello una visión de país, no una visión regional. Las metas deben ser definidas en función de las realidades y de las perspectivas, con los ajustes propios de una realidad cambiante. Es crítico detenernos en el lamento y no ayudar a construir dicha competitividad. Para alcanzarla hay muchos factores: seguridad ciudadana, seguridad jurídica, instituciones sólidas que se ganen la confianza ciudadana y de los inversionistas, una justicia decente y con verdadera capacidad de autodepuración, una dirigencia política madura que deje a un lado la política de la movilización en las carreteras; líderes políticos que se la jueguen por el país y que abandonen el exceso de cálculo para todo. La competitividad necesita de aliados tanto privados como públicos. Las infraestructuras y los servicios públicos deben funcionar con mínimos estándares que los hagan confiables a la inversión. Esta es una necesidad de siempre. La inversión no es ni de izquierda ni de derecha. Genera trabajo, permite a los jefes/as de familia mantener sus hogares, pagar la educación de sus hijos, etc.

Promoción de inversiones y empleo: para no bajar los brazos

El trabajo esencial

Me parece que el Ministerio de la Producción debiera trabajar en un plan global de competitividad con una visión de país, adecuadamente estructurado, con metas claras, participación de los involucrados, etc. Pero, por favor, sin una visión burocrática, sin una cultura de contratar consultoría hasta por los codos. Qué lindo sería que los gobiernos, uno a uno, nos hablen de la ejecución de dicho plan, de cómo se van cumpliendo las metas del mismo, de cómo dicho plan ha logrado que la gente deje de escapar de su tragedia abandonando el país y dejando a sus hijos, de cómo los jóvenes gracias a la solvencia que van conquistando por un trabajo estable estudian la carrera que quieren, etc.

Diseñar un plan de competitividad serio, de largo plazo, exige un trabajo realmente profesional (sin figuretis, sin politiquería, sin líderes violentos ni de papel), con gente que entienda la dimensión que tiene la competitividad para la sociedad. El artículo 284 numeral 2 de la Constitución define como uno de los objetivos de la política económica “Incentivar la producción nacional, la productividad y competitividad sistémicas... la inserción estratégica en la economía mundial y las actividades productivas complementarias en la integración regional”. Aquí hay elementos importantes para un “Ecuador competitivo”. (O)