Quien no ha comido una hamburguesa, pizza, papas fritas u otro alimento frito y alto en grasa. Lo correcto es no hacerlo, pero si son pocas veces no provoca un daño severo en la salud, según nutricionistas, aunque sí lo es cuando se consume a diario.

Un producto procesado es aquel que incluyen métodos de conservación para aumentar su vida útil y los ultraprocesados son preparaciones industriales comestibles que están elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos.

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Entonces, ¿de qué manera podemos identificar los productos con más grasas trans?

Jaqueline Sigüencia, nutricionista del Hospital del Niño Dr. Francisco de Ycaza Bustamante, en Guayaquil, dice que cuando hay que ir de compras al supermercado es necesario observar las etiquetas nutricionales de los productos. Allí se detallan calorías, sodio, azúcares y los gramos de la clasificación de grasas como las trans. Algunos productos tienen el 0 %, pero no significa que no contengan.

Se coloca el número exacto de grasas trans cuando se supera el 0,50 gramos. Menor a este valor se interpreta como 0 %, de acuerdo con la norma INEN 1334-2 del rotulado de productos alimentario para el consumo humano.

¿Cuánto consumir?

Sigüencia afirma que pueden consumirse productos que tengan menos del 1 % de grasas trans en el rotulado y aclara que tampoco es una ingesta diaria. Es para tenerlo de referencia.

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“Los ácidos grasos insaturados no lo vamos a encontrar, digamos que en la naturaleza. Se están formando de manera industrial, o sea que el hombre las fabrica. Tenemos la margarina, que ha utilizado ese proceso y la industria lo siguen empleando esto porque aumenta el consumo por su sabor, textura, que hace más deseable a los alimentos”, sostiene Sigüencia.

La licenciada en nutrición, dietética y estética Sussy Corral señala que los productos ultraprocesados no son buenos porque no contiene nada de los ingredientes en su estado natural.

Cuenta que más que un porcentaje en el rotulado nutricional es seguir un ritmo de vida, que ella lo ha denominado 80-20. Esto significa que el 80 % del tiempo exista un equilibrio en la ingesta de alimentos y un 20 % para consumo de estos productos con grasas trans.

A sus pacientes no los restringe del todo. “Cuando una persona se quiere dar un gusto con un producto ultraprocesado, hay que controlar la porción y la hora también. Eso va a hacer que la persona note que sigue cumpliendo sus metas, que mejora los exámenes de sangre y vaya viendo una avance progresivo, aunque siga comiendo ultraprocesados de vez en cuando”, afirma Corral.

Por varios años, la OMS ha pedido especificar el contenido de grasas trans en las etiquetas de todos los alimentos preenvasados; aumentar el suministro de grasas y aceites más saludables con bajo contenido de grasas saturadas.

Así también, respaldar una evaluación independiente para seguir los progresos y el cumplimiento de los compromisos asumidos, en particular mediante la divulgación anual por las empresas del volumen de producción de grasas trans de origen industrial y del volumen de ventas en cada país.

Llevar un equilibrio

Sigüencia señala que desde el hogar se pueden ir cambiando los hábitos de consumo iniciando con el uso de los aceites. Ella recomienda cocinar los alimentos con el aceite de girasol, de soya, de aguacate, pero ninguno que sea hidrogenado. Y no reutilizarlo ni dejar que este se humee o se sobrecaliente.

“El aguacate también nos puede ayudar, lo podemos majar, así como hacerlo una mantequilla”, expresa Sigüencia.

Y lo más importante identificar qué alimento es adecuado o no.

Consejos para elegir los mejores tipos de grasa

  • Escoger cortes de carne que no tengan apariencia grasosa o quitar la grasa visible de las carnes antes de comer.
  • Saltear con aceite de oliva o canola en lugar de mantequilla.
  • Usar aceite de oliva para condimentar ensaladas y adobos.
  • Al recalentar sopas o guisos, hay que retirar las grasas sólidas de la parte superior antes de calentar.
  • Rociar las ensaladas con nueces rebanadas o semillas de girasol.
  • Preparar pescados una o dos veces por semana en lugar de comer carne. (I)

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